gestion multicultural equipos Coaching Airlines

Este 2020 ha estado plagado de sorpresas que nos impulsan a rescatar esta entrada que compartíamos hace ya algún tiempo. La llegada del Coronavirus ha generado importantes cambios en las organizaciones, en las que se ha comprobado cómo la transformación digital es un eslabón clave al convertir sus líneas de negocio de local a global.

El hecho de dar este paso tan importante posiciona la gestión multicultural en un servicio necesario de asumir al permitirnos disponer de equipos en cualquier parte del mundo. Entender estos códigos culturales facilitan el acceso, la conexión y expansión de cualquier modelo de negocio que ya emplean grandes instituciones.

Aquí compartimos le entrada al completo:

La Naturaleza Humana; el nivel base de nuestra personalidad

Somos animales sociales antes que culturales

Cultura Organizacional

 

La Cultura se puede definir de muchas maneras, si bien, por su simplicidad y claridad elijo ésta en nuestras presentaciones de multiculturalidad: Conjunto de características únicas y programación mental que distinguen a sus miembros de los de otros grupos.

Una definición que implica interacción, agrupación y cierto alineamiento. En cualquier caso, implica que nos socializamos. Y es que la cultura se convierte en un entorno influyente desde que tenemos consciencia. Es ahí donde se crean los prejuicios, valores, símbolos, rituales y otras manifestaciones de la cultura que nos presenta externamente un concepto de la realidad e internamente un camino de aprendizaje según reaccionamos a ese escenario (escuela, educación, familia, sociedad…) Trataré, no obstante, la cultura en otra entrada.

Ahora quiero partir de la siguiente pregunta, si la cultura aparece desde que tomamos consciencia como seres humanos autónomos, ¿qué hay antes? Aprovechando la misma definición de cultura anteriormente expuesta: ¿qué características únicas nos distinguen a los seres humanos? Una respuesta la presenta la Antropología Social bajo el concepto La Naturaleza Humana. Noción que engloba todo aquello que los humanos tenemos en común, nuestro comportamiento y funcionamientos básicos. También nuestro instinto de supervivencia, la facilidad para sentir miedos, la búsqueda de diversión, la capacidad para sentir tristeza, amor, rabia…, la necesidad de interacción social. Es algo con lo que todos nacemos. Desde un esquimal en Alaska, hasta un guía turistico en Kenia o un cocinero en China. Es, en palabras de Geert Hofstede, el nivel universal en el software mental de cada individuo.

A partir de ahí, la forma de amar, la manifestación del miedo, la manera de interactuar, la satisfacción de la diversión, la expresión de sentimientos o el límite de la supervivencia lo marcará la cultura. Así y todo, de entrada, el ser humano nace con esa herencia genética. La fusión de esta composición universal innata y del posterior modelaje que haga de ella la cultura y el aprendizaje social tendrá un enorme impacto en la personalidad de cada individuo y en su programación mental como persona. Geert Hofstede, en su libro “Cultures and Organizations. Software of the mind” (Culturas y Organizaciones, la programación de la mente) lo sintetiza en la siguiente figura:

Manifestaciones de la interacción social hay muchas. Y, como digo, influenciadas en su expresión por la cultura –y con ello por la diversidad cultural desde la que operamos en COACHING AIRLINES -. Ahora bien, entender que el Hombre es un animal social nos ayuda, en la vida en general y en el desarrollo humano en particular a comprender realidades como que:

  • Nos sentimos bien cuando nos reunimos en familia, con amigos, de acampada…
  • En la misma línea, buscamos foros y personas que nos arrastren a niveles superiores intelectualmente (escuelas, líderes, referentes), culturalmente (asociaciones culturales, ferias, cultura), deportivamente (equipos, gimnasios, hinchadas), profesionalmente (networking, asociaciones profesionales, cámaras), socialmente (redes sociales, política, manifestaciones…), humanamente (religión, eventos solidarios, retiros espirituales) etc
  • Las infinitas redes sociales cubren la cada vez menor interacción entre personas que reina en la actualidad. En especial, en aquellas sociedades donde el ritmo de vida “propuesto” facilita el pasar menos tiempo juntos.
  • El sentido de pertenencia se hace tan poderoso en casos como tu relación con tu empresa, en los grupos religiosos, en la identidad nacional, al compartir valores, símbolos y emblemas. Incluso, nos llevan a extremos como estamos viviendo en la actualidad de actos terroristas basados en radicalismos ideológicos.
  • O, como recoge Francisco Alcaide en su libro “Aprendiendo de los mejores”, nuestros entornos son enormemente influyentes: “nuestra vida es una media de las cinco personas que nos rodean”

 

Somos animales sociales antes que culturales. Partamos también de esta base para mejorar profesional y personalmente. Desde ahí, me permito sugerir 3 preguntas para invitarte a reflexionar sobre una (y solo una) de ellas :

  1. De las personas que te rodean, ¿quiénes son referentes para ti y cómo podrían serlo más?
  2. Dentro de tus colaboradores más cercanos, ¿qué cualidad admiras de cada uno?
  3. ¿Con cuántas nacionalidades puedes interactuar en una semana? (colaboradores/proveedores/competencia en el ámbito laboral, amigos, compañeros de clase de tu hijo/a, tienda a la que acudes…)

 

Juan Diego Salinas

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